dilluns, 10 d’octubre del 2011

Actualización 1: ¿Podrían ser los dictadores filósofos gobernantes?

Tras el primer trabajo realizado en el que mostramos la vida y filosofía de Sócrates, damos un paso hacia delante con dos actualiaciones en las que partimos con dos de los múltiples puntos de vista de Platón:

El primero, su propuesta de gobierno de Filosofo gobernante preguntandonos si el aceptaría a una dictadura como modelo a seguir y argumentandolo en base a lo que se fundamenta su modelo ideal.


El segundo, es acerca de su teoría del alma (influencia que recibe de Pitágoras) desarrollandola, comparandola con lo que perdura hasta nuestros días de esa idea (mediante las religiones) y concluyendo con lo que sucedería si los científicos demostraran que el concepto de Platón de "alma" realmente existe.


Expongamos pues, la primera actualización:

¿Podrían ser los dictadores filósofos gobernantes?


El tema de la actualización que hemos elegido es comparar si un régimen dictatorial encajaría en la visión del filósofo gobernante de Platón y si podría alcanzarse con él un buen gobierno de la ciudad (lo que hoy en día sería una nación). Es decir, podemos hacernos la pregunta ¿se adaptaría a lo que dice Platón respecto a la política y su gobierno? Sintetizando: ¿Platón aceptaría a un dictador como gobernante? Claramente la respuesta sería NO. Argumentemos esta respuesta: para Platón la política se basa en el intelectualismo moral (teoría ética enunciada por su maestro Sócrates) y se basa en:

En primer lugar la virtud es conocimiento, es decir, una persona no puede ser justa si no conoce lo que es justicia y claramente ellos no la conocen ya que aplican las leyes totalmente a su interés y sin preocuparse por su pueblo, por tanto podemos decir que desconocen el concepto de “virtud”. Por otra parte los dictadores son personas que no han recibido la educación necesaria para alcanzar el conocimiento y el mundo de las ideas, objetivo principal de Platón, incluso algunos de ellos son simplemente militares que gracias a la posición económica de su familia alcanzan el poder a través de la fuerza y la violencia. Por tanto, para Platón, no serían más que unos ignorantes que desconocen la idea del bien y esto para nuestro filósofo es sinónimo de obrar mal.

Además, los dictadores no aplican la Idea de la justicia establecida por Platón, la cual es caracterizada por ser eterna, atemporal, inmaterial e independiente de las opiniones humanas. En esta participan tanto la justicia del individuo como la del Estado. Para Platón el hecho de que estas personas sean mal gobernantes queda demostrado en que tal y como anunció él, si alguien conoce realmente qué es la justicia necesariamente tiene que obrar justamente, cosa que no hacen, por tanto para Platón “obran injustamente” provocando el dolor, una mala gestión del gobierno, hambre, exilios, sufrimiento, muertes… En definitiva, no cumplen los requisitos para ser unos buenos filósofos gobernantes “obligados” a conocer qué es la justicia. También estaría en contra de este régimen porque para Platón, este no son un estado justo ya que la justicia del Estado para él consiste en la armonía entre las tres clases sociales, cosa que en este tipo de gobierno no se produce.

Para Aristocles, la figura del filósofo gobernante puede ser alcanzable por cualquier persona que haya alcanzado el conocimiento, pero no descarta a nadie ni por su origen, sexo, posición económica, etc. Es decir, el filósofo gobernante será aquel que haya alcanzado el conocimiento máximo. Mientras que los dictadores suelen alcanzar el poder mediante la violencia y la fuerza, tal y como hemos apuntado anteriormente. Otro de los motivos por los que claramente no serían apoyados por el filósofo es la concepción de este último, según la cual el buen filósofo gobernante es aquel que tenga sabiduría y prudencia, características de las que claramente los dictadores carecen.

Un punto más a sumar para ese “NO” tan rotundo es que el pensamiento político de Platón es estatalista porque se antepone el bien y la cohesión del estado al bien individual.


Justicia_9.jpg



Trabajo realizado por Amparo Ortega y Carmen Blanch.

Segunda actualización, La esencia del alma

La esencia del alma

En el segundo tema elegido nos adentramos en la teoría del alma que de Platón: su origen y su desarrollo.

Platón aceptó esta teoría de Pitágoras, la cual decía que el cuerpo era la cárcel para el alma y que la liberación de esta era necesaria. ¿Pero cómo se puede lograr esto? La respuesta es mediante sucesivas reencarnaciones hasta que el alma adquiera el conocimiento y la armonía del universo. Además ambos despreciaban el cuerpo (físico) ya que este impide que el alma adquiera su saber, y a diferencia de esta, el primero envejece y desaparece con la muerte, mientras que el alma persiste.

Además, Pitágoras rechazaba la información que el cuerpo le proporcionaba mediante los sentidos, ya que la consideraba como algo engañoso llevándonos a un camino donde predomina la opinión. Aunque hay que tener en cuenta que él no diferenciaba entre conocimiento y opinión, cosa que Platón sí que hacía.

Posteriormente, nuestro filósofo desarrolló que el alma estaba formada por tres partes; la que entiende, donde según el estadio de conocimiento del alma, esta consiste en todo aquello que en el mundo se ve y el modo de conocer el alma es mediante las sensaciones; por otra parte está la que quiere y expresa voluntad, donde el conocimiento del alma es a través del horizonte de las Ideas y se obtiene mediante las opiniones; y por última, la parte que expresa los deseos que son menos controlados mediante la luz de la Idea suprema, la cual es el Bien a través de la verdad.

El desarrollo del alma en la filosofía de Platón constituye una parte fundamental ya que sin alma, no hay conocimiento.

Actualización realizada por Laura Martínez y Blanca Carreras.